14 septiembre 2006

Aquí mismo lo dejo, total es un momento (RAAC!)

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Al volante, básicamente, la gente hace lo que le da la realísima gana. Lo primero es uno mismo, lo más importante, el tiempo de uno mismo. ¿Y los demás? Que les den.
Hay una falta de civismo a día de hoy acojonante. Ceda el paso... que le ceda el paso yo a alguien? ¡JA! Prohibido aparcar... yo aparco donde me da la gana, que total son dos minutos.

A la Maettra y a mí nos han ocurrido al menos dos situaciones que claman al cielo. La primera fue hace tiempo, un día que decidimos salir del refugio siberiano y bajar al pueblo a tomar una cervecita. Cuando nos disponíamos a entrar en el parking de los padres de la maettra, nos encontramos un coche aparcado justo en medio. Con toda la parada de bus a su disposición, lo tiene que dejar justo en medio. Pero lo mejor aun está por llegar. El dueño del vehículo, y su novia, estaban fuera del coche comiéndose un bocadillo o pasta que habían comprado en el 24h de al lado. La Maettra tenía el coche atravesado, dejando espacio suficiente para que saliese el coche mal aparcado,pero no lo suficiente para que pasasen los de uno ni de otro sentido, para meter presión al tipo.
Le pita dos veces, indicándole que tiene que entrar al parking. El individuo le pregunta, en tono de chanza "¿Qué pasa, que no puedes entrar?" Obviamente, la respuesta fue que no, que no podíamos entrar. Y el individuo se rió y siguió comiendo, con deliberada parsimonia. La Maettra que le vuelve a pitar. El individuo "Pita, pita, que no lo pienso mover". Los coches parados empiezan también a pitar. El individuo aún se lo toma con más tranquilidad. La Maettra que le vuelve a pitar y a pedir que mueva su coche. El individuo "No lo voy a mover, como no llames a la policia, no lo mueve nadie este coche". Y claro, la Maettra decide llamar por su móvil a la policía.
Ahí empieza un peregrinaje telefónico. Que a ese numero no, al de la poli local. Que un momento que le paso con tráfico. Que espere un momento.
Mientras tanto, la gente, por la calle, increpando al energúmeno en cuestión, que acaba su comida, se limpia las comisuras con retintín, sube al coche, junto con su sonriente novia (un esperpento con pelos que tenia cara de ¿pensar? "Que macho es mi chico"). Y al hacer maniobra aún le pide a la Maettra que mueva el coche que no puede salir bien.
Fuera de las ganas de decirle de todo al infrahumano este, hacerle orinar sangre o escupir sus dientes, la sensación más fuerte es la impotencia que te queda. Que este tipo de gente vaya por ahí, sintiéndose impune, siendo impune, me revuelve las neuronas.
El único consuelo es que la pobre personita esta, si de esa manera es como se siente importante, realizado, o de esa manera se justifica ante el mundo como persona... Si esa es la manera de sentirse bien, que vida más triste debes de tener.

El segundo caso fue el martes por la noche. Igual decidimos bajar a tomar una cerveza. Cuando ya salíamos de tomarnosla, vimos un todoterreno de los caros aparcado en medio del carril bus, frente al restaurante argentino que teníamos en la acera de enfrente. Sin luces de emergencia ni nada. Ante nuestra alegría (escéptica, he de reconocer) vemos llegar un coche patrulla de la policia local. Entran en el restaurante. Nos quedamos mirando a ver qué pasa. Al rato salen, se suben al coche y se van, sin más. Ni multa, ni salida del dueño del vehículo ni nada de nada.
Cuando pasan por nuestro lado, la Maettra le espeta a los polis: "¿No lo vais a multar? ¿No lo vais a multar?", haciendo precisamente una de las cosas que reprochamos a mi amigo Juan (del que ya os hablaremos, que da mucho juego).
¿Qué aprende uno de esta situación? Que si tienes un coche caro, lo dejas escandalosamente mal aparcado, y estás cenando en un restaurante argentino... no passsa ná!! Acojonante!!
¿Por qué se iba a molestar en buscar como todo hijo de vecino un aparcamiento? Si puede dejarlo en la puerta y no tiene que andar más que lo necesario. Creo que si lo hubiese podido entrar en el restaurante y aparcarlo al pie de su mesa, lo hubiese hecho.
¿Por qué la gente piensa que su tiempo es más importante? Todos cagamos por el mismo agujero.

Y con esta última y brillante reflexión, os dejo, que me voy a tomar la medicación.
GÑ!